...es que ya no quiere convivir con nadie, camina y vive sola, en esa casa de fachada antigua con grietas, por las que crecen plantas minúsculas con flores bellas, son los poros de las paredes de adobe, recuerdos de semillas pacientes que se nutren del aire húmedo del verano, a veces la escucho silbar alguna tonada, de alguna canción triste que por allí se le quedó grabada en la memoria.
Vive por la calle silenciosa que termina al pie del cerro verde, no cree oportuno relacionarse con nadie, es felíz sola, sin compañía que la haga sentirse incómoda, de vez en cuando la vemos aparecer por la tarde, sale a suspirar los aromas fragantes de las enrredadesas de las casas vecinas, y al vernos se esconde sin darnos siquiera tiempo a saludarla.
Cuentan que alguna vez tuvo un amor que no fructificó, un amor que la dejó postrada en la penunmbra de la tristeza, huye de todo contacto con los humanos, prefiere las flores, seres bellos e inofensivos, que no le hacen el menor daño. hoy paso enfrente y escucho una canción suave por el aire de la calle, es la lenta agonía por ese amor perdido en la distancia, es la última tonada, pasarán ocho días hasta que la casa se quede en silencio, dicen que se perdió entre las flores y no apareció jamás, se volvió mariposa, volando en pos de la flor más bella o del amor anhelado.
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