lunes, 8 de julio de 2019

.......un barco de papel periódico surca la avenida de agua que pasa frente a la venta de libros, lleva un mensaje indescifrable en una bandera color verdoso, un perro corre detrás tratando de alcanzarlo, el barco presuroso navega a toda velocidad encima de corrientes color chocolate que se desplazan hacia el final de la calle, acaba de llover y la frescura me penetra por la nariz refrescando la memoria por todo lo ancho del cerebro. Es junio, que mejor oportunidad para ver la lluvia y pensar en remotos recuerdos de infancia, en verdes montañas apretadas en ramales profundos que a saber hacia donde se movilizan. El ruido de gotas gordas que caen de ese cielo gris oscuro penetran el suelo árido por sequías interminables, con calores agotadores y asfixiantes. Todos corremos a guarecernos entre los cafetales arábigos que enormes dan sombra y cobijo. Malena entra tímidamente a la librería, sorprendida no da crédito  a lo que los ojos ven, son miles de libros apiñados en estantes de madera, se vuelve loca, se acerca a una mesa y toca uno, dos y todos los libros que sus manos pueden abarcar, pregunta por todo lo que ve, rasguña pastas con cariño, huele el papel y la tinta, aspira conocimiento, quiere todo. El ruido de la lluvia ameniza el escenario libresco, en su pueblo nunca ha visto tanto libro junto, apenas hay una que otra papelería, con apenas uno o dos libros, es menester pensar que las librerías librerías hay pocas y diseminadas por toda la ciudad, -quiero todo- dice, pero no tengo mucho dinero-, lleva lo que puede y promete volver, feliz se le ve.............satisfecha con su descubrimiento.................ch