INSTINTIVA
Esta voraz y dulce
fiera que me habita
y se resiste al desalojo.
Que silencio y oculto
en lo más profundo
de mí misma.
Que encadeno
en lo oscuro y cerrado
de la carne,
sin poderla ignorar,
porque aulla
y muerde dentro
-inquieta y vital-
cuando se enfebrece
bajo el sol
o entre las olas
o cuando
la fresca dulzura
de una fruta,
la hace sentir,
sobre mi boca,
una suave mordida,
o el temblor de un beso
de inesperados labios.
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